La no separación entre contenedor y contenido introduce un factor muy interesante y audaz desde el punto de vista conceptual al igual que el orden reticular implícito en el policarbonato, donde las líneas correspondientes a la trama lineal y paralela tejen una estructura base que permite dar rienda suelta a nuestra ilusión bajo el poder de la lógica seriada.
Si nos movemos en el campo metafórico, el poder mítico de la retícula y en este caso la retícula implícita en el material, sirve de apoyo compositivo a la vez que ofrece la oportunidad de introducir la ilusión y la imaginación introduciendo en la obra pictórica de María Aranguren una gran riqueza formal.

Aurora Herrera. “Sonoridad interna” E CA Espai d'art contemporani el castell. Riba-roja de Túria. Valencia. 2019.

En su trabajo la idea del tiempo y la emocionalidad se evidencian en una factura intuitiva de impulsos y contenciones que tanto velan como desvelan, sugiriendo el enigma contenido o manifestándose explícita...
C. Parra Dualde.

Una obra elegante, con armonía y rigor compositivo que crean, con seriedad y credibilidad, ilusiones donde el ojo del espectador medite acerca de su propia abstracción emocional.
Guillermo Busutil .

Toda la obra de María Aranguren es sugerencia, significado oculto o velado: sus cuadros se hallan suspendidos entre la aparición y la disolución, entre el esquema secreto del que nacen y los restos fosilizados de la construcción que habían de ser y no fueron. De hecho su pintura siendo como es un campo en el que se mide el tiempo y se conjugan sus huellas, es tan inclasificable y amplia que abarca desde un realismo fantástico hasta una abstracción lírica o geométrica.
Javier Rubio Nomblot. El Punto de las Artes. Madrid 2004.

Pero en el fondo siempre nos topamos con la lucha entre la fuerza se los elementos estructurales, que parecen querer afianzarlo todo, y la sugerente sagacidad de lo poético, con su persistente intervención autorreferencial. Quizás sea justamente esas dos vertientes —la dimensión estructural y la expresión poética— los dos definitivos rieles de esta secreta y controlada creatividad.
Román de la Calle. “Inflexiones” Palau de la Música. Valencia. 2003.

A menudo se ha destacado el intenso lirismo que aflora de las composiciones de María Aranguren. Justamente ese enlace entre arte y vida, entre arte y sentimiento, se ha convertido en uno de los ejes básicos de la apreciación de sus cuadros: su abstracción poética, su elegancia, su depurada contención en la tarea de mostrar, a través de los registros plásticos lo que vitalmente se siente, mucho más que lo que directamente se ve.
Román de la Calle. “Inflexiones” Palau de la Música. Valencia. 2003.

....Círculos, cuadrículas, formas de espacio pautado, coordenadas para localizar aquello que supongo más importante y que luego se diluye. Espacio pequeño u objeto, dentro de otro mayor geometrizado, que descansa allí y se separa por la fuerza de su poesía. Envolver en papel de seda un pensamiento...
María Aranguren. Catalogo. Octubre 2000. Galería Astarté. Madrid.

Espacios pintados con extraordinaria sensibilidad y sutileza, cuyos cadenciosos y armoniosos tonos cromáticos-grises, azules, ocres, rosas – cobijan signos elementales, principalmente círculos y línea. Ellos ordenan la composiciónen direcciones casi imperceptibles, pero poseídas de la firmeza que sólo contienen los perfiles de las formas interiores del espíritu.
Enrique Castaños Alés. Catalogo “Fragmento y mestizaje” Enero 2000. Universidad de Málaga.

La obra de María Aranguren se ha mantenido siempre en una atmósfera de recogimiento y silencio. Con un mínimo de elementos visuales consigue transmitir un máximo de intensidad, sin embargo si se contempla con atención estas obras se aprecia que tras ellas hay una enorme cantidad de recursos plásticos, como el collage, el trazo gestual, la impresión de huellas, aguada, las veladuras e aportes matéricos que configuran unas superficies ricas en pequeños matices que generan espacios serenos y ordenados.
Javier Maderuelo. EL PAIS. OCTUBRE 2000.

Lo que llama la atención es la voluntad de María Aranguren de buscar que hay de esencial en el trabajo de pintar , de encontrar un orden para articular unos elementos plásticos que han sido despojados de cualquier referencia anecdótica. Esto elementos sencillos producen una sensación de vaciamiento que remite a un mundo íntimo del que se traduce cierta soledad creativa, cierta emotividad plagada de sensaciones vividas, cuyo resultado es una pintura serena y silenciosa.
Javier Maderuelo. EL PAIS .JUNIO 1997.

MARÍA
ARANGUREN
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